domingo, agosto 19, 2012

Columpiándome en tus ojos...

Columpiándome en tus ojos
me quedé,
como los niños en los parques
de las tardes,
que no entienden el azul infinito
que se les viene encima,
ni los otoños que les irán asesinando
la inocencia.
Decidí no salvarme.
Jugármelo todo a una carta.
A una tirada.
Eras peligrosa como una ruleta rusa.
Tú lo sabías.
Esa bala llevaba escrito mi nombre.
Yo lo sabía.
Pero no me importaba.
A ti mucho menos.
En el fondo de esas pupilas carnívoras,
ya me vi sentenciado.
Bien valía la pena una noche
contigo la condena.
Eso pensaba entonces...