domingo, agosto 19, 2012

Desde que te has ido...

Rasgo tu cuerpo invisible,
de violoncelo,
que no encuentro entre las sábanas,
y me incorporo sudoroso,
en la oscuridad.
Veo sólo el vacío,
y el bordón de la melancolía,
doblada como un pañuelo,
me desdobla la tristeza.
Abro a la noche las ventanas.
Ni una pizca de aire.
Te busco en los rincones.
Y no te encuentro.
La casa está vacía.
Echo un trago.
Pongo un disco.
Pero me voy ahogando,
me voy asfixiando...
Busco una excusa para toparme contigo,
en el baño o en el sofá...
Como un árbol sin ramas, y sin pájaros,
tengo el alma, desde que te has ido.