martes, noviembre 20, 2012

Goteo.

Ella no fue un juguete como otros.
El goteo del agua sobre mi frente 
salpica ahora el morado de sus labios.
Son ya horas con su doloroso tam-tam.
Alguien debería arreglar esa maldita gotera.
Alguien debería arrancar el timbre de la pared.
¿Por qué no puedo moverme?
Amaneció hace un rato. 
Hace otro tanto que anocheció.
Luces y sombras desde el gris 
que se cuela por las cortinas
se suceden sobre el cuero 
del tambor de su estómago
y sobre sus pechos apenas florecidos.
Afuera todo es un gigantesco reloj
al ritmo del vacuo  sonido tejido
entre motores de automóviles
 y contenedores de basura.
Debería comer algo
pero la cocina está jodidamente lejos.
Moscas.
Hay demasiadas moscas en la casa
y no es verano.
Sigo tan cansado.
Fue un penoso trabajo traer su cuerpo 
hasta mi cama.
¿Cómo se quitará el barro de las sábanas?
Llueve desde la infancia.
Repiquetean ténuemente las gotas 
como unas limpias falanges 
descarnadas sobre los cristales.
Dolor.
Malditos golpes en la puerta.
Alguien grita que es la policía.
El techo se desangra 
como lechosos goterones 
sobre mi frente.
Giro imperceptiblemente el cuello en la almohada 
y veo crecer una flor oscura 
entre sus labios.
Acerco mi oído hasta ella 
miro sus tímidos ojos 
fíjamente entreabiertos 
muerdo su cuello 
la abrazo 
cierro los míos.
Amo su gélido sexo virginal.
Su gélida pureza.
Gélidos días infinitos.
Y ella sigue tan callada.

Tercer Tetrabrick

Tercer tetrabrik.
El pueblo está en fiestas.
Aunque no sea excusa.
El cielo era hasta hace un momento una gacha tibia y azulada.
El sol un coñac caliente salpicado caprichosamente por las hojas de un árbol.
El banco de madera una mecedora detenida al borde del tiempo.
Una pelota rueda hacia nuestros pies.
Ella duerme apoyada en mi hombro.
Ella, la que lleva mi abrigo raído, tampoco tiene a donde ir.
Era un niño precioso nuestro hijo.
A lo lejos alguien ríe.
Mientras yo no sé cómo quitarme este hielo de los pies
ella sigue durmiendo como para no despertar.
Espero.
Detrás de una pelota siempre viene un niño.
Salvo hoy.
Y comienza a llover como si se desangrara el cielo.
Ya me he cortado otras veces.
Pero esta ha de ser la definitiva.
Así que saco la cuchilla del vuelto de la manga de la chaquetilla
y termino unos restos de vino.
Qué hermosa es.
Parece una flor mecida por el viento cuando respira.
Y sus cabellos agitados los pétalos de alguna rara especie botánica caprichosa.
Mis antebrazos lo salpican todo como si llevaran instalados un compresor en los bíceps.
La cojo por la cintura.
La lluvia arrecia.
¿Llueve?- me pregunta medio dormida.
Sólo chispéa, duerme mi amor- le digo yo.

Ahí en el fondo....

Sigues ahí al fondo
en el trastero de la vida.
Como un objeto viejo e inútil
que todavía no he tirado
y con el que cuando menos lo esperas
te das un buen golpe en las espinillas.
Acumulando polvo y telarañas
entre abrazos secos
flores acartonadas
besos polvorientos
lágrimas como piedritas
danzas invisibles
besos avinagrados
lenguaje de sordomudos
coitos sin sudor
pieles apergaminadas
perfumes sin olor
y sexo sin perfumes.
Y tú no te mereces eso amor.
Ni yo quiero más golpes.
Hoy mismo paso por ahí
si tengo un ratito,
con una bayeta
bien mojada en alcohol
y lo limpio todo.

Hache

hombre
heciento
hedo
helminto
hecho
herrumbre
hediento
hambriento
hoy
hinca
hoza
hiede
hende

hunde
hembra
hermosa

Noviembre y un poco de mierda fascista.

Ustedes ignoran lo que es jugarse la vida.
Y no porque sean ignorantes
o no se la hayan jugado.
Es sólo porque lo ignoran.
Como por ejemplo buscar
la última habitación de la casa
para no tener que escuchar a ese vecino
(al que de todos modos van a escuchar)
fornicando en las paredes
con su taladro de última generación
a todas las mujeres con las que jamás yació
mientras sólo declama
alguna forma del subjuntivo del verbo matar.
Un día eché su puerta abajo
le partí su estúpida cara de asombro
y me costó una detención.
En otra ocasión quise escuchar a Lila Downs
en un bar de “España 2000”
y nos rompimos las madres.
Obviamente yo salí ganando;
los ensucié con mi sangre.
No es que mi sangre tenga nada de especial
no vayan a creerse que ando presumiendo
de rancios abolengos.
Aunque podría presumir de su oxímoron.
Es que en noviembre no soporto
a los hijos de putas fascistas.
Tómese como licencia poética
pues nunca tuve nada contra las putas. 
Y digo noviembre como podría haber dicho
y un poco de hierba o su anáfora.
La saqué entonces de la tierra
de un asqueroso piso de mierda
como una delicada trufa negra.
Llovía a cántaros y sangraba hasta por su nombre.
La cuidé como a mi hija.
Y lo más hermoso es que sigue conmigo
aunque ya hace mucho tiempo que se murió.
¿Para qué darle más vueltas?

viernes, noviembre 16, 2012

Para no hacerte poemas...

A veces duele vivir
tú también lo viviste
y no son los besos
o los polvos vieja

es escucharte
iracunda madre
bajando
por las escaleras
como demonio
del inframundo
buscándome
las pulgas mamá
como si no supieras
que te duele a ti
este dolor ignoto
que terminará
que ya terminó
que me duele a mí
deja de golpearme
y ya no haré poemas.

domingo, noviembre 11, 2012

Criaturas Oscuras.



Hay criaturas nocturnas
que deliran pero que no mienten.
Mariposas oscuras
en los parques de las noches
que aletean su hedor a muerte
desesperadamente
por todo el mundo
para que las crean.
Saben que elegiste
justamente ese banquito
para cerrar los ojos
definitivamente sobre él.
No obstante, no te dejarán hacerlo.
Casi incorpóreas
llegarán flotando
huyendo del ángel exterminador
que es la cloaca
de la violenta soledad
que les amoratona el rostro.
Posarán entonces
muy silenciosamente
su pesada alma maquillada
a tu lado
como animal necrófago
que busca un último bocado.
Te contarán un cuento
que siempre es el mismo.
Fantasmas herrantes
por pastillas, alcohol, dinero o desamor
que no saben
que ya han muerto
y que se miran
sobre el jodido préstamo
del espejo encriptado de su propio rostro.
Mirarás quizás a esa vieja destruida.
Quizás oses mirar
a los ojos a su viejo
mientras ruega a un Dios
en el que no cree
para que todo termine cuanto antes.
Un cielo de caliente mierda
lloverá entonces
sobre tu ingenuo rostro
y será su golpear
como la embestida de un toro.
Sabrás al fin
aunque sólo sea un poco
de la naturaleza del amor
de su miseria
y de como te ha de ensuciar
aunque sólo seas
un cobarde observador
en los lindes de la muerte.

domingo, noviembre 04, 2012

Si Dios te hizo a su semblanza.

Si Dios te hizo a su semblanza
dotándote armoniosa en corazones
de la esencia sutil de sus razones
yo fui su contrapeso en la balanza.
Tu otro extremo en la acercanza
de un cielo febril de sensaciones
abriéndose brutal a sus pasiones
el pecho con coñac, cuchillo y lanza.
Si otrora minotauro desbocado
galopando a ciegas en tu alma
hoy nado en tu agua enamorado
dormido en los corales de tu calma
pues trocaste el erial arrasado
en el hombre de palabras que te ama.

(Estúpido juego de rimas... )

Ni la belleza te salva.

Llueve el sol
tras los cristales rotos
gotean aristas tus besos 

como plomo fuego
caen oscuros rojos
ardientes 

al gres del suelo.
No les di muy fuerte
pero ya me conoces
sabes cual es mi suerte
andar enamorado
hastiado
calado en seco
chorreante
desengañado
casi ciego.
Todo es como siempre:
entra tu agua en mi casa
mi sangre lo salpica todo
y que me encuentren
con la jodida muerte
maquillada por tu lodo.
Ni la belleza te salva
lo llevas impreso en los huesos:
esa tristeza rubia y algún beso.


(Gloria.)

La deuda es lo prometido.




Voy a darte lo  prometido.
Algo sencillo o algo incierto
para que no duermas fiera.
Entre las orquídeas besos.
Infinitos pasos repetidos
caminados que ya caminé
y mi dolor de hígado.
Mis dedos entre tus muslos
harán el trabajo incierto
de buscar una tormenta
como  un rayo entre las uvas
del agua que no  he bebido
de tu carne que me da sed.
 Y te adorno pulcramente
como a mi propio cadáver
mientras fuera yace el día
como una puta muerta
inexistente sobre la acera.
Y es estupendo observarlo
todo para contarte
que hoy me crecieron dedos
con sus excitadas yemas
solamente para tocarte.



(Susan... )